martes, 31 de mayo de 2011

Maratón de la Ciudad de México 2010

Después de planear durante meses mi participación en el Maratón de la Ciudad de México, con la inscripción pagada y con la preparación a punto, un error en el gimnasio me obligó a parar. Me lastimé el nervio siático. Los entrenamientos a las 4.30 a.m., los sacrificios en la dieta, las carreras interminables de los fines de semana...  todo parecía venirse abajo.

Mi hermano me recomendó a un "médico milagroso" que había curado a un buen número de deportistas, entre ellos corredores y también golfistas con lesiones de espalda, hombros, codos, etc. Era casi imposible conseguir una cita con este hombre milagroso, pero gracias "al primo del vecino de un amigo" me dieron una cita! Este hombre salvaría mi camino al maratón! ¿O no?

Llegué puntual al consultorio y casi de inmediato me hicieron pasar a un pequeño cubículo en el que sólo había una camilla. Prácticamente sin hablarme y apenas preguntando qué era lo que me dolía, el "doctor" me pidió acostarme boca abajo en una camilla y empezó a darme un masaje en el nervio con el dedo pulgar e índice que me provocaba un dolor casi insoportable. Mientras el hombre me torturaba, le platiqué mis intenciones de correr el maratón en un par de semanas y me dijo que podría hacerlo sin ningún problema. El tipo me pareció en ese momento un genio. Tres minutos después le pagué 300 pesotes y me mandó a hacer mi vida normal. Increíble: unos pocos minutos de masaje/tortura y me había sanado! ¿O no?

Bueno, pues no! Salí caminando más o menos bien de su consultorio, pero conforme avanzó el día el dolor regresó y terminó siendo tan fuerte como antes.
Pero todavía no estaba dispuesto a rendirme y busqué el plan B. Alguien me recomendó a un médico cubano especializado en medicina deportiva que incluso había formado parte de el equipo mexicano de clavados que fué a juegos olímpicos.

Desde que conocí al Dr. Drake mi percepción fué distinta. Es un tipazo que me explicó que sería difícil recuperar la lesión a tiempo para correr el maratón, por que además existía el riesgo de agravarla si corría. Así que solo quedaba resignarme e ir a las sesiones de mesoterapia y acupuntura que me aplicaría 3 o hasta 4 veces por semana.
 
Ahora sí era oficial: el maratón de la Ciudad de México tendría que esperar un año... un largo año!
 
Lo que me restaba era salir a apoyar a los corredores y decidí hacerlo sobre Av. Insurgentes frente al WTC, ya que queda a pocas calles de mi casa.
 
 
El día de la carrera, Carolina me ayudó comprando plátanos, calculo que serían unos 30 kgs. Al principio los corredores pasaban de largo y solo unos pocos se acercaban, pero al pasar los minutos, los corredores más resagados eran quienes venían sufriendo y el plátano les caía de maravilla. Cada vez llegaban más desesperados y en unos pocos minutos quedó vacío el carrito de mercado que llevamos.
Decidí ir corriendo a Superama a comprar todos los plátanos que pude cargar en el carrito, creo que eran unos 35 kgs. Los cortamos en 3 partes para repartirlos entre más corredores. Deben de haber durado unos 15 minutos como mucho.
Era increíble la cantidad de corredores que se arremolinaban a nuestro alrededor para comer algo buscando energías para terminar la carrera... algunos de ellos se veían ya en muy malas condiciones. A algunos no les respondía una pierna... a otros no les respondía ninguna de las dos y arrastraban los pies buscando fuerzas internas que les ayudaran a dar un paso... y otro, y otro más. En otros eran evidentes los calambres, el dolor... pero casi todos seguían.
 
Al ver semejante muestra de determinación, me hice la promesa de terminar pronto mi primer maratón y de bucar cada día un reto nuevo para superar mis propias limitaciones. Y así fué, pronto decidí cuál iba a ser mi primer maratón...

viernes, 6 de agosto de 2010

La Ciudad de México es una gran ciudad para un corredor. Es como Londres o Nueva York para un actor de teatro, Puerto Escondido para un surfista, o Madrid para un torero.... bueno, no es para tanto, pero si es un gran lugar para quienes corremos.

Si, ya sé que es una ciudad muy contaminada, que hay un tráfico del demonio, que los automovilistas no respetan a los peatones, que los parques están llenos de perros con dueños mal educados, etc, etc... en serio, lo sé!

Pero por otra parte, el clima es perfecto, casi nunca hace demasiado calor o demasiado frío, hay cientos de parques, tenemos el bosque de Tlalpan, los viveros de Coyoacán, o el sope en Chapultepec. Aquí viven los personajes más divertidos y hay miles de lugares por descubrir, y corriendo por sus calles es una gran forma de hacerlo. Por si todo esto fuera poco, prácticamente todos los fines de semana hay alguna carrera. Casi siempre en Reforma, algunas otras en distintos puntos de la ciudad, y hasta alguna que otra en la Marquesa.

Todas son carreras amigables para quienes no tenemos facultades para pelear los primeros puestos a los kenianos o etíopes que eventualmente participan en algunas carreras que tienen premios atractivos.
La variedad de corredores es para llamar la atención: desde los atletas de élite, pasando por los corredores recreativos que están en buena forma y buscan romper su mejor marca personal, incluso familias completas, pero sobre todo muchísimas personas que tienen historias distintas que les motivan a terminar una carrera: esos que luchan contra su sobrepeso, o alguna discapacidad física, la edad avanzada, etc, etc... estoy seguro que en pocas ciudades del mundo se puede encontrar a tantos participantes que buscan vencer a sus propias limitaciones sin que nadie les juzgue.

Aquí corrí mis primeras carreras de 5, de 10, de 15 kilómetros... mis primeros medios maratones, y aquí correré también mi primer maratón... el primero no podría ser en ningún otro lugar!

miércoles, 4 de agosto de 2010

Los primeros días

Después de la veloz carrera por la pista del parque esquivando a toda velocidad niños, ancianos, corredores más lentos, perros y toda clase de obstáculos, quedaba agotado, con las piernas adoloridas, los músculos tensos... debía caminar un poco para recuperar el aliento y reanudar la veloz carrera. Tal vez después de la segunda serie, podría completar el larguísimo circuito en el parque de 7000 metros.

Ejem, dije 7000 metros? Perdón, quise decir 700 metros.

Empezar a correr no es fácil. Es más, no puedo decir que fuera algo que me diera placer, más bien todo lo contrario. Completar apenas 3 vueltas de 700 metros a velocidad poco menos que ridícula en una mezcla de trote y caminata en poco se parecía a correr.

Así pasaron las primeras semanas, aunque con el paso de los días podía trotar más y caminar menos. A medida que los kilos desaparecían y las piernas aprendían a moverse mejor, las sensaciones mejoraron. Esto ya se parecía más a correr! Es más, era el momento de comprar un nuevo par de tenis y cambiar las viejas camisetas talla L por algunas nuevas talla M. La pérdida de peso iba por buen camino, y correr empezaba a gustarme.

Por que empecé a correr?

La razón por la que empecé a correr no tiene nada de original, no lo hice para ayudar a alguna fundación de lucha contra el hambre en Somalia, ni para recorrer el continente a pie, ni siquiera para correr un maratón.

En un principio mi motivación fué deshacerme de algunos kilos que me sobraban y que me había encargado de acumular en los últimos años producto de el hipotiroidismo que padezco y de el sedentarismo que se acrecentó cuando decidí vivir con mi novia... Ahh, que tiempos aquellos en que la mejor manera de pasar un domingo era con una pizza gigante frente a la televisión!

Un buen día de enero, tras las fiestas navideñas, al verme en el espejo, me espanté al ver al viejo gordo al que siempre critiqué por no hacer nada por su salud y su apariencia... no me gustó lo que ví, así que supe que era el momento de poner manos a la obra!
 
La meta? Quitarme de encima más de 10 kg. El plan? Dieta rigurosa, y un par de vueltas al parque 3 o 4 veces por semana harían el truco! O eso pensaba yo, no sabía lo que venía. No sabía que una vez que te enganchas no hay vuelta atrás. Una vez que alcanzas el primer kilómetro quieres conseguir el segundo... y el tercero...

El inicio!!!




Empiezo este blog como empecé a correr hace unos meses, casi sin planearlo.
Aquí contaré la evolución de los pasos que me llevaron a pasar de no correr a entrenar para un maratón.

Bienvenidos!!!